lunes, 7 de octubre de 2013

Qué podemos hacer cuándo presentan dificultades (y suspensos)

Dificultades (y suspensos)

La vida de los estudiantes pasa por muchas etapas diferentes. En muchos casos, los chicos mantienen una trayectoria estable o incluso mejoran su rendimiento a medida que avanzan de curso. Algunas veces, sin embargo, pueden surgir problemas que requieran de alguna intervención de los padres y los profesores.
 Cómo actuar ante los problemas. Vídeo de CeDeC MEDC en Youtube. Licencia Creative Commons by
Javier Molano, profesor del Lengua y Literatura en el IES "Enrique Díez-Canedo", incide en que la actitud de lospadres tiene que ser la de participar desde el primer momento en la solución de los problemas. Una implicación rápida y la coordinación con el centro educativo serán las mejores maneras de buscar soluciones. Esperar al final de curso es un error porque ya será demasiado tarde.

Cómo responder a las dificultades

¿Qué hacer si creemos (o sabemos) que hay algún problema?
  • Hacer operativo el problema. En lugar de decir "es un vago", diremos que habitualmente no cumple el horario de estudio por la tarde. En lugar de decir "tiene dificultades en la lectura", diremos que no sabe entonar lo que lee, su comprensión lectora es escasa y le falta velocidad.
  • Determinar cuándo ha comenzado el problema y con qué frecuencia se da: al pasar de un nivel educativo a otro, de un centro educativo a otro, de un profesor, de clase...
  • Investigar sobre la causa del problema, cosa que no siempre es fácil.  

¿Quiénes pueden ayudarnos?
  • Ante un problema de hábito de estudio el centro dispone de un Departamento de Orientación que es, junto al tutor o tutora del alumno, la primera instancia a la que se debe acudir.
  • Además, todos los profesionales del instituto y en especial los tutores y tutoras, los educadores sociales y el equipo directivo están a disposición de los padres y madres que detecten o sospechen problemas que afecten a los alumnos del centro.

¿Qué pueden decirnos nuestros hijos?
  • Escuchar a nuestros hijos es importante para aprender a diferenciar si los problemas proceden realmente del colegio o instituto. Nos aportan información para que sepamos a qué atribuyen el bajo rendimiento. Este aspecto tiene más valor cuanto más maduro es el hijo, porque nos da pistas de sus dificultades.
  • Nuestros hijos también pueden comunicarnos muchas cosas con sus actitudes y comportamientos.

Suspenden

Es preciso desdramatizar los suspensos. No significa que no les demos importancia, sino que sepamos verlos como parte del proceso de aprendizaje. Con esta actitud, podremos actuar para orientar y ayudar a solventar los problemas.

Desdramatizar el suspenso. Vídeo de CeDeC MECD en YouTube. Licencia Creative Commons by
Antonio Pizarro, director del IES "Enrique Díez-Canedo", deja claro que los suspensos en definitiva deben ser vistos como una llamada de atención, una manera de descubrir que algo no marcha bien. Será necesario hablar con los  hijos y con sus profesores para poner remedio a los problemas existentes.

¿Qué le digo si suspende?

  • Evitar los grandes gritos y castigos. Sino, solo conseguiremos que los hijos tengan más miedo a la hora de comunicar las notas o contar sus problemas.
  • Nunca insultar ni humillar. Tampoco comparar con nadie.
  • Escuchar a los hijos. Esto no quiere decir darles siempre la razón, sino intentar entenderlos para llegar a soluciones conjuntas.
  • Buscar ayuda en los profesores y profesionales.
  • Procurar que ni nuestras palabras ni la insistencia de las preguntas demuestren falta de confianza. Si el chico es una persona insegura, la falta de confianza aumentará su propia inseguridad. 
Implicación de las familias
Esta es una de los soluciones que todos los expertos apuntan para luchar "Contra el fracaso escolar". RNE dedicó una de sus emisiones a analizar este fenómeno y sobre todo a recoger propuestas que permitan a los padres colaborar para mejorar los resultados académicos.

El programa de Radio Nacional que afronta este tema, aporta soluciones e ideas y sobre todo debe ser un punto de partida para hacernos reflexionar acerca de nuestra propia implicación y relación con los profesores, el colegio y el resto de padres.
Hay que tener muy claro que un suspenso no es un fracaso escolar. No obstante, reflexionar sobre este fenómeno puede ayudarnos a ver la importancia de seguir y apoyar el trabajo académico de nuestros hijos.
El abandono escolar es sin duda uno de los grandes problemas de la educación en la actualidad. Muchos alumnos dejan sus estudios sin haber conseguido ni siquiera el título de enseñanza obligatoria. Los padres deben hacer reflexionar, y reflexionar con sus hijos para que estos mediten una decisión de la que en la mayoría de los casos, se arrepienten antes o después.
 Por qué estudiar IV (Estudios y futuro). Vídeo de CeDeC MECD en Youtube. Licencia Creative Commons by
Javier García Valencia es un alumno del IES "Enrique Díez-Canedo" que está a punto de terminar Bachillerato. El contacto con compañeros que dejaron de estudiar a edad temprana, le permite afirmar que todas las personas que dejaron sus estudios, se arrepienten de haberlo hecho.

¿Cómo controlo los estudios de mis hijos?

Estas serían algunas recomendaciones básicas:
  • Observar durante el curso la conducta hacia el estudio: tiempo de dedicación, interés con el que hablan de lo que aprende y de sus profesores, resultados de los controles parciales.
  • Es importante estar cerca de los profesores para saber realmente lo que está pasando. El contacto con el profesorado (de manera directa, o través de la agenda escolar u otros medios) es no solo recomendabel sino imprescindible.
  • Hacer ver que las pruebas extraordinarias de septiembre son realmente "extraordinarias". Deben evitar llegar a necesitarlas trabajando desde el principio para corregir sus errores y mejorar lo que sí hayan hecho bien. La solución es la planificación del trabajo diario y la constancia en realizarlo. Están a tiempo de sacar adelante el curso, si empiezan lo antes posible. Aplazar el esfuerzo al verano, cuando los demás descansan y deben descansar ellos también, no garantiza su éxito. 
¿Es posible prevenir los suspensos? ¿Cómo actuar cuando estos aparecen? Las respuestas a estas preguntas no son fáciles. Pero sí que existen algunas actitudes básicas que pueden aplicarse en la mayoría de los casos. La actuación de los padres debe basarse en combinar la confianza y la vigilancia.
La actitud de los padres. Vídeo de CeDeC MECD en Youtube. Licencia Creative Commons by
Pepe y Coral Sánchez Pulido son dos hermanos que estudian en el IES "Enrique Díez-Canedo". Los dos coinciden en que en un primer momento, es necesario dar confianza para que los chicos se responsabilicen de sus estudios. Solo cuando surjan los problemas, llegará el momento de preocuparse y tomar decisiones.

Se bloquean en los exámenes

Los exámenes son situaciones generadoras de ansiedad para todos, pero hay personas que responden de manera sobredimensionada y se estresan más de lo normal. Este estrés tiene un efecto negativo en su rendimiento en los exámenes. No obstante, no hay que dar por supuesto que los hijos obtienen malas notas porque se bloquean. Las causas del fracaso en un examen pueden ser diversas.
El estrés de los exámenes. Vídeo de CeDeC MECD en Youtube. Licencia Creative Commons by

No hay que obviar otras dificultades; como métodos de estudio inapropiados, mal uso de la memoria, dificultades de expresión o falta de preparación. María Jesús Marín es alumna de bachillerato del IES "Enrique Díez-Canedo". En este vídeo cuenta que sus resultados en los exámenes podrían ser mejores si consiguiera afrontarlos con más tranquilidad.

Los síntomas

Suelen ser buenos estudiantes. Quizá, tras algunas malas experiencias, pierden confianza en sí mismos y se sienten agobiados. El miedo a suspender les lleva a angustiarse y a mostrar algunas de estas señales:
  • Tienen en los días previos y en la realización de los exámenes un nivel de ansiedad o nerviosismo por encima de lo normal.
  • El estrés produce síntomas físicos: duermen mal, les sudan las manos, pierden apetito, incluso pueden llegar a tener palpitaciones.
  • Desarrollan algunos tics que desaparecen después del examen: se comen las uñas, mueven las piernas...
  • Tienen y expresan pensamientos negativos y catastróficas sobre los resultados que van a obtener: "voy a suspender", "no puedo hacer el examen", "seguro que me quedo en blanco"...

Cómo actuar

  • Explicarles de manera didáctica qué es lo que está pasando y que sepan que tiene remedio lo que tanto les está afectando. Hablar acerca de la ansiedad y cómo se puede combatir y disminuir.
  • Ayudarles a evitar los pensamientos negativos y catastróficas y sustituirlos por otros positivos. Por ejemplo, en lugar de decir "hay algo que no sé bien", pensar "Lo he estudiado todo y controlo lo más importante del tema".
  • Hacerles centrar la atención en lo que tienen que hacer aquí y ahora, sin pensar en el futuro.
  • Ayudarles a reflexionar fríamente: no compararse con los demás y ser realistas con su nivel de esfuerzo y conocimiento.
  • Enseñarles a relajarse para disminuir las alteraciones fisiológicas de la persona: sudoración, palpitaciones, etc. Es recomendable practicar un deporte pues tiene un efecto relajante. También ayuda  desahogarse de los miedos, respirar para serenarse, pensar en algo agradable...
  • Ante la ansiedad y el miedo, que pueden llevar hasta el abandono, es conveniente relativizar la situación para que no cometan el error de no presentarse al examen.
La mejor manera de rebajar la tensión que producen los exámenes es con un trabajo previo de preparación adecuado. Este trabajo debe basarse en el estudio y el repaso pero también en la realización de actividades que permitan luchar contra el estrés y llegar al momento de la prueba más relajados.
Rebajar el estrés de los exámenes. Vídeo de CeDeC MECD en Youtube. Licencia Creative Commons by
María Jesús Marín, alumna del IES "Enrique Díez-Canedo" aporta algunas ideas para luchar contra el estrés que los exámenes producen a muchos estudiantes. Una de las recomendaciones básicas que hace es la de mezclar el tiempo de estudio con actividades de ocio que ayuden a distraer la atención del examen.

No estudian

Todos los días hay que estudiar y hacer algún trabajo o actividad para llevar las materias al día. Alguien que no estudia diaria o casi diariamente está abocado al fracaso escolar. Además del trabajo pautado por los profesores y de la preparación de exámenes, el horario de estudio tiene que incluir actividades que ayuden a los estudiantes a mejorar su rendimiento: lectura, cálculo, deportes...
Ayudar y controlar. Vídeo de CeDeC MECD en Youtube. Licencia Creative Commons by
Manuel Padín, profesor del IES "Enrique Díez-Canedo" apela a los padres para que estos supervisen el trabajo en casa de sus hijos. Son ellos los encargados de establecer negociadamente las pautas del trabajo en casa. La labor paterna tendrá que continuar con el "control" del cumplimiento de las normas establecidas.

Los síntomas

  • Supuestamente, nunca tienen que hacer nada en casa.
  • Terminan rápidamente las tareas.
  • Pueden estar aparentemente atentos al libro, pero la cabeza la tienen en otro sitio.
  • Tardan demasiado tiempo en hacer las tareas.
  • No dedican un tiempo de trabajo para realizar tareas pendientes.
  • Se meten en su cuarto muchas horas pero han podido pasarse la tarde entera haciendo dibujos, oyendo música o chateando por el móvil.
Los padres deben ejercer su labor de vigilancia durante toda la vida académica de sus hijos. El hecho de que se hagan mayores, y por tanto más autónomos, no significa que los padres renuncien a esa labor. Lo que si deberán es ir modificando la forma de controlar los estudios.
Limitar y supervisar. Vídeo de CeDeC MECD en Youtube. Licencia Creative Commons by
Granada Domínguez, Orientadora del IES "Enrique Díez-Canedo", pide a los padres que controlen los estudios de sus hijos. No es fácil, porque los chicos ofrecen cada vez más resistencia, pero en esa labor está la base del futuro académico de muchos alumnos.

Cómo actuar

  • Hacer que adquieran hábitos y rutinas de estudio. Muchas veces la única manera de hacerlo es por repetición de actos.
  • Supervisar sus tareas a través de la agenda escolar y del contacto con los profesores.
  • Realizar un seguimiento diario del trabajo. Que cuenten lo que tienen que hacer y al acabar las tareas resuman lo que han hecho.
  • Hacerles caer en la cuenta de que tareas más difíciles conllevan más esfuerzo: repetición y ampliación de lo que es más sencillo.
  • Establecer pequeños objetivos. No podremos conseguir desde el principio que estudien dos horas diarias pero sí podemos marcar como meta que durante una semana lleven todo el trabajo al día. 
  • Premiar el esfuerzo y los buenos resultados. Pequeñas recompensas ayudan a motivarse.
¿Es bueno o malo que los niños estudien con el ordenador? Depende del uso que los chicos, con la guía de sus padres, hagan de esta herramienta. Bien utilizadas, las nuevas tecnologías pueden ser un elemento de apoyo efectivo y motivador. Incluso, puede servir para que los hermanos mayores apoyen los estudios de los más pequeños.
El ordenador, herramienta de estudio. Vídeo de CeDeC MECD en Youtube. Licencia Creative Commons by
Vicente López Mariño estudia 1º de ESO en el IES "Francisco Daviña Rey". En este vídeo, resume cuál es el uso que hace de su ordenador personal como apoyo en el estudio. Además, presenta un ejemplo de cómo este recurso sirve también de ayuda a su hermana, que estudia en Primaria.

Solo estudian el último día

Cuando se deja el estudio para el final, es imposible asimilar toda la materia. Además, muchas asignaturas requieren destrezas como el comentario, el análisis o el cálculo... Estas son imposibles de aprender en solo unas horas.
Para qué sirven las tareas. Vídeo de CeDeC MECD en Youtube. Licencia Creative Commons by
Muchas veces, las tareas mandadas por el profesor son una manera de ayudar a los alumnos a estudiar diariamente. Así lo explica Javier Molano, profesor de Lengua y Literatura en el IES "Enrique Díez-Canedo". Lógicamente, a medida que los alumnos crecen y maduran, la organización del estudio dependerá cada vez menos de los trabajos que pauten los profesores.

Los síntomas

  • Estudian, pero solo los últimos días y las últimas horas antes del examen.
  • Cuando se ponen a estudiar, se dan cuenta de que no saben todo lo que entra o de que les falta material.
  • Tienen más dificultades cuando la prueba no es un examen basado en memorizar e incluye problemas, análisis, comentarios de textos...
  • Encuentran "sorpresas" en los exámenes; preguntas que no entienden o que simplemente no sabían que había que estudiar.
  • No llevan al día los contenidos. Hacen las tareas que les mandan pero no repasan lo aprendido en clase.
  • El día antes del examen se acuestan tarde y se levantan temprano. Son los "revienta calderas" por el esfuerzo que hacen al final.

Cómo actuar

  • Establecer un horario diario de trabajo.
  • Dedicar todos los días un tiempo a repasar. Por ejemplo cada día de la semana una materia. Así se va estudiando lo que ya se ha visto y que entrará para el próximo examen.
  • Tratar de respetar siempre el mismo horario para así facilitar que se convierta en hábito.
  • Intentar hacerlos conscientes de que la estrategia de dejarlo todo para el final sirve cuando estamos en escalones inferiores en los estudios. Al ir avanzando de nivel no sirve porque el trabajo acabará desbordándolos. 
¿Tareas en casa? Pueden ser una buena manera de mantener al día los conocimientos adquiridos en clase. Al mismo tiempo, la realización de estos deberes ayuda a crear hábitos de estudio y concentración. Un tiempo diario dedicado al trabajo escolar es una de las obligaciones básicas de todos los estudiantes.
Las tareas en casa. Vídeo de CeDeC MECD en Youtube. Licencia Creative Commons by
¿Tienen demasiadas tareas los alumnos? Aurelia Gómez, abuela de alumnos del IES "Enrique Díez-Canedo", responde que no basándose en las experiencia de sus nietas. Desde su punto de vista, los chicos pueden compatibilizar perfectamente el disfrute de su tiempo libre con llevar al día sus tareas.

Confunden "Lo entiendo" con "Ya me lo sé"

Estudiar no consiste solo en hacer tareas o en entender las cosas. Tenemos que aprender de memoria algunos contenidos. Para hacer esto es necesario tiempo y esfuerzo. El uso de herramientas y técnicas de estudio facilitan este trabajo pero el esfuerzo sigue siendo necesario. El proceso de memorización implica en un primer momento entender lo que se quiere asimilar. Después tiene que haber un momento de fijación en la memoria, que se realiza a través de la repetición. Para mantener lo aprendido, habrá que repasar periódicamente. 
 Las tareas en casa. Vídeo de CeDeC MECD en Youtube. Licencia Creative Commons by
Aurelia Gómez, abuela de varias alumnas del IES "Enrique Díez-Canedo", cuenta su visión acerca de cómo estudian sus nietas. En su opinión, el esfuerzo para estudiar se refleja directamente en los resultados académicos.

Los síntomas

  • Leen solo la lección y, como la entienden, dejan de estudiar.
  • Dejan los materiales en clase porque creen que con lo que han entendido es suficiente.
  • Nunca tienen dudas ni preguntan. Están muy seguros, aunque luego cometen fallos garrafales.
  • Se limitan a hacer las tareas prácticas pero no dedican tiempo al estudio.
  • Suspenden los exámenes porque, aunque saben resolver actividades prácticas, fallan en las preguntas teóricas. 
  • Este problema también se da en las disciplinas que precisan de la realización de ejercicios y prácticas. Los estudiantes que presentan esta dificultad son aquellos alumnos que fallan en las operaciones, aunque sepan como se pueden hacer los ejercicios.

Cómo actuar

  • Establecer dentro de su horario, un tiempo dedicado solo a estudiar y memorizar.
  • Repasar con ellos los temas. Un buen recurso son los listados de preguntas: hacerles diez o quince preguntas cortas que les obliguen a repasar y mirar los datos.
  • Revisar con ellos los ejercicios para hacerles ver la necesidad de estudiar también la teoría.
  • Recomendar el uso de esquemas. Esto les permitirá resumir el contenido básico para luego memorizar los propios esquemas.
  • Responsabilizarlos. Nunca debemos estudiar los temas con ellos. Lo lógico essupervisar su estudio, no sustituirlo.
  • Insistir para  hacerles ver que  tareas más difíciles conllevan más esfuerzo: repetición y ampliación de lo que es más sencillo.

Establecer rutinas y hábitos es una buena manera de asegurar que se estudia bien. Un horario fijo de estudio (con descansos y momentos de relajación) ayuda a evitar la tentación de dejar las tareas a la mitad o terminar de estudiar sin haberlo comprendido todo.

Mi rutina de estudio. Vídeo de CeDeC MECD en Youtube. Licencia Creative Commons by
El caso de Javier García Valencia, alumno del IES "Enrique Díez-Canedo", puede servir como ejemplo de la rutina que los estudiantes deben seguir. Lógicamente, no todos los chicos tienen que estudiar de la misma forma. El horario tiene que adaptarse a las condiciones de cada estudiante y a la etapa educativa en la que se encuentra.

Les cuesta concentrarse

Las nuevas tecnologías pueden ser de gran ayuda para los estudiantes. Hay que enseñar y trabajar el uso adecuado de estas. De lo contrario, pueden convertirse en una fuente de distracción para los chicos. Los padres deben ser muy vigilantes, estableciendo normas y aprendiendo con sus hijos a sacar todo el potencial de estos recursos.
Evitar distraerse con Internet. Vídeo de CeDeC MECD en Youtube. Licencia Creative Commons by
María Jesús Marín, alumna del IES "Enrique Díez-Canedo", habla de la forma de usar las nuevas tecnologías y de por qué limita el uso del ordenador a los tiempos libres. Un conocimiento adecuado de estas herramientas le permitiría incorporar Internet a sus recursos para el estudio, como  reconoce que hacen algunos compañeros.

Los síntomas

  • Desde que se sientan hasta que empiezan a estudiar pasa más de media hora.
  • Cualquier cosa que acontece a su alrededor atrae su atención y les hace perder el tiempo.
  • Aunque estén estudiando, lo hacen "a medio gas" y se les va fácilmente la imaginación.
  • Se levantan muchas veces, son incapaces de pasar más de cinco o diez minutos seguidos sentados.
  • Su rendimiento real es muy escaso. Están muchas horas en su lugar de estudio pero los resultados son bajos.

Cómo actuar

  • Ayudarles a establecer condiciones de estudio adecuadas: un lugar de estudio aislado, bien iluminado y con los materiales a su alcance.
  • Crear pautas de trabajo y rutinas que les ayuden a mejorar su concentración: lugar y horario fijos, orden en el desarrollo de las actividades.
  • Pactar con ellos una hora fija para comenzar y terminar de estudiar. Si una persona se acostumbra a hacer el esfuerzo de concentrarse todos los días a la misma hora, al cabo de unos días la cabeza se concentra más a esa hora.
  • Fijar objetivos pequeños y para poco tiempo. Dentro de su horario de estudio, podemos pedirles que entreguen el trabajo de cada materia cada media hora.
  • Eliminar del lugar de estudio los estímulos irrelevantes que puedan captar su atención: revistas, fotografías, radio, televisión, ordenador o teléfono móvil.
  • Establecer horarios y lugares para actividades como las redes sociales, la televisión, los vídeo-juegos o los juegos de ordenador. Pueden distraer la atención y los padres deben controlarlas y regularlas.
  • Ayudarles a establecer metas y fines para su estudio. No cabe duda de que cuando queremos algo de verdad y lo proponemos como meta, movilizamos todos los recursos que tenemos para tratar de alcanzarla.
  • Premiar los logros conseguidos: buenas notas, felicitaciones de los profesores, buenos trabajos realizados. Este tipo de motivación da sentido al trabajo y ayuda a mejorar la concentración.

Recursos para mejorar

Estudiando
Estudiando. Imagen de PatriColl en Flickr. LIcencia Creative Commons by sa
La concentración, como cualquier otra habilidad, puede trabajarse y mejorarse.
  • Otro contenido, Técnicas de concentración, nos da más información y una pequeña clase práctica para recopilar lo que hemos aprendido.

Algunos trucos

  • Darse tiempo máximo para la realización de cada tarea y exigirse realizarla en el tiempo previsto. No es conveniente enfrentarse a una tarea con tiempo ilimitado.
  • Hacer ejercicios de "calentamiento mental" antes de ponernos a estudiar. Por ejemplo, buscar palabras en un texto o tachar algunas letras en un contenido concreto.
  • Intercalar descansos para recuperar la concentración. Por cada hora u hora y media de estudio, unos minutos (5 o 10) de descanso. 
  • Para sujetar la imaginación podemos utilizarla en el estudio: en vez de hacer el esfuerzo de cambiar los pensamientos y empezar de nuevo cada vez, hay que poner la imaginación en cada tema de estudio. Por ejemplo, si estamos estudiando los volcanes, imaginar cómo son, la lava que echan... Esto ayuda también a que se grabe mejor lo que se está estudiando.
¿Cómo preparar un examen? El primer paso será trabajar bien en clase. Habrá que asegurarse de que se ha comprendido todo y resolver con el profesor las posibles dudas. El siguiente momento es el trabajo de organización y comprensión de la información en casa a través del subrayado y la elaboración de resúmenes y esquemas. Solo al final, llegará el momento de memorizar los contenidos fundamentales.

Estudiar un examen. Vídeo de CeDeC MECD en Youtube. Licencia Creative Commons by
El examen es un momento clave para cualquier estudiante. Por eso, preparar bien las pruebas requiere de un trabajo continuo y de calidad. Javier García Valencia, alumno del IES "Enrique Díez-Canedo", cuenta el proceso que él sigue para preparar sus exámenes.

Les cuesta leer

La habilidad lectora, como cualquier otra habilidad, se desarrolla con el entrenamiento. Es por eso por lo que la primera tarea es practicar la lectura. Todos los días debe dedicarse un tiempo a leer en voz alta. La lectura tiene además el valor añadido de ayudarnos a desarrollar otras competencias y habilidades que serán útiles en el futuro.
El valor de la lectura. Vídeo de CeDeC MECD en Youtube. Licencia Creative Commons by
María Jesús Marín, alumna del IES "Enrique Díez-Canedo", explica su propia visión acerca de aquellos compañeros que leen mucho. Su punto de vista es que son alumnos con más habilidades y que tienen unas capacidades de comunicación e interacción mucho mejores.

Los síntomas

  • Necesitan volver a leer algo muchas veces para comprenderlo.
  • Al leer en voz alta, se interrumpen muchas veces y tienen que volver a empezar a leer frases enteras. 
  • No conocen el significado de muchas palabras.
  • Presentan dificultades en la expresión escrita. Les cuesta realizar textos con estructuras claras y correctas.
  • Tienen tendencia a postergar las tareas de lectura. Rechazan la lectura como medio de entretenimiento.
  • Después de leer un texto, no son capaces de resumir o contar aquello que han leído.

Cómo actuar

  • Leer con ellos. Comentar después los textos.
  • Pedirles que hagan un resumen oral, que cuenten lo que han leído.
  • Hacer con ellos ejercicios de búsqueda de ideas principales y secundarias de un texto.
  • Acostumbrarlos al uso del diccionario. No decirles el significado de una palabra sino decirles que la busquen. 
  • Hacerse juntos preguntas sobre un texto leído. Por ejemplo, las ideas más importantes que hay en el mismo.
  • Corregirles los defectos de lectura, ayudándoles a hacerse un cuadernillo de vocabulario.
  • Proponerles hacer ejercicios con las palabras desconocidas.
  • Si sospechamos que pueda haber algún problema específico, como por ejemplo una dislexia o disgrafia, consultar con el Departamento de Orientación o con algún experto.

Ayudarles a hacer las tareas no siempre es ayudarles

Niño haciendo deberes
Neithan haciendo los deberes. Imagen de sukiweb en Flickr. Licencia Creative Commons by sa
Los padres cada vez se involucran más en el trabajo escolar de los hijos. Según las estadísticas, el 80% de los alumnos de Primaria y el 45% de los de Secundaria reciben alguna ayuda de sus padres. ¿Es esto positivo? Muchos expertos opinan que esta ayuda debe ser muy medida. Las tareas en casa deben ser vistas como un compromiso de los propios alumnos. Por tanto, hay que evitar el error de hacer las tareas con los propios hijos, ya que esto generará una gran dependencia.
¿Cuál debe ser la colaboración que los padres presten a sus hijos? El reportaje del diario EL PAíS"Ayudarles a hacer las tareas no siempre es ayudarles" ofrece algunas claves. También presenta modelos alternativos como el finlandés y nuevas propuestas como la del presidente francés, François Hollande, que abogaba por que los deberes se hicieran en los centros escolares.
"Ayudarles a hacer los deberes no es ayudarles"
“Los padres empezaron a involucrase hace más de una década. No solo por las medidas de conciliación familiar, también porque los padres de ahora tienen al menos estudios medios, algo de lo que no disfrutaron las generaciones anteriores”, explica la pedagoga Maite Rodríguez Estévez, que imparte cursos para educadores y terapeutas. “Eso ha hecho que la relación padre-hijo se escolarice. Lo que importa son los resultados académicos. Todo gira alrededor de esa necesidad y se ha olvidado el inculcar valores, el juego, la responsabilidad... No hay tiempo para otras cosas en las horas que pasan juntos”. La también maestra pone como ejemplo las actividades extraescolares que ya no son en su mayoría deportivas —como tradicionalmente—, sino clases de refuerzo o de inglés. “Hay una obsesión por la cantidad, cuando no se trata de echarle horas”.
Implicarse no puede significar hacerle los deberes al alumno. “El padre se tiene que poner en la posición del entrenador. Un entrenador no corre con el jugador ni tiene que comer las mismas calorías, ni, por supuesto, sufrir sus lesiones. Un entrenador tiene dos funciones fundamentales: organizar y asesorar con el objetivo de mejorar el rendimiento”, argumenta la psiquiatra Orlanda Varela.

Ayudarles a hacer los deberes no es ayudarles. Elisa Silió (El PAÍS).
La lectura es una actividad básica para todo estudiante. No solo es importante entender aquello que se lee sino también saber explicar después lo que se ha entendido. Muchas de las dificultades que tienen los estudiantes surgen de la incapacidad de llevar a cabo correctamente estos dos procesos.

Leer bien, estudiar mejor. Vídeo de CeDeC MECD en Youtube. Licencia Creative Commons by
Javier García Valencia es alumno de Bachillerato del IES "Enrique Díez-Canedo". En este vídeo explica por qué a su juicio es muy importante que los alumnos entiendan lo que leen. Utiliza como ejemplo su propia experiencia de aula, cuando él mismo y otros compañeros tienen dificultades para comprender textos escritos.

Tienen falta de base

El aprendizaje es como una escalera con bastantes peldaños. Si falta un escalón, no impide su uso, pero cuando son varios seguidos se hace imposible transitar por ella. Por eso, los padres tienen que ser conscientes de que el trabajo de crear hábitos educativos tiene que empezar desde primaria.
Trabajar desde Primaria. Vídeo de CeDeC MECD en Youtube. Licencia Creative Commons by
Granada Domínguez, Orientadora del IES "Enrique Díez-Canedo", remarca que los conocimientos previos de los alumnos (o la falta de ellos) son un condicionante muy importante del éxito escolar.  Así, en una materia en que falte un escalón (conocimientos de unos contenidos previos), se puede superar con atención especial, pero cuando faltan muchos, es decir, contenidos importantes, es muy difícil avanzar.

Los síntomas

  • Hacen preguntas fuera de contexto, sobre cuestiones que el profesor da por entendidas.
  • Cometen errores básicos de procedimiento en la realización de problemas y ejercicios prácticos.
  • Realizan mal la tarea o no la realizan porque no saben por dónde empezar.
  • Copian los ejercicios o deberes mal porque no están entendiendo lo que copia.
  • Rehuyen las preguntas del profesor por temor a equivocarse y meter la pata.

Si la falta de base es muy acusada y no se le pone solución a tiempo, la distancia entre lo que el alumno sabe y lo que debe saber se va acrecentando, de forma que está cada vez más perdido. Es el momento en el que se suele necesitar alguna medida más importante como un apoyo fuera del aula o la repetición.

Cómo actuar

  • Dedicar un tiempo especial a tratar de remediar esas lagunas. Puede ser a través de un hermano mayor, los padres o un profesor particular. Se entiende que esta ayuda es complementaria a la marcha de las clases.
  • Consultar al profesor de la materia puesto que es quien nos puede orientar, utilizando materiales de otros años, ejercicios específicos, páginas web donde ampliar conocimientos, etc.
  • No permitir que, al estudiar temas, dejen atrás aquello que creen que no entienden en lugar de persistir hasta conseguir comprenderlo.

¿Qué está aprendiendo mi hijo?

Niños en clase
Rincón de LLuirex. Imagen de cpdesamparados en Flickr. Licencia Creative Commons by sa
Los padres muchas veces encuentran dificultad para saber si su hijo está consiguiendo los objetivos de la etapa educativa en la que se encuentra.
Saber cuáles son esos objetivos y qué es lo que está trabajando en su clase en cada momento son informaciones básicas para los padres.
El reportaje "¿Qué aprenderá tu hijo en cada etapa educativa?" hace un resumen de cuáles son los contenidos que se trabajan en cada etapa.
Los expertos plantean la necesidad de flexibilizar estos objetivos para adaptarlos a la evolución individual de cada alumno.

"¿Qué aprenderá tu hijo en cada etapa educativa?"
Leer, escribir, sumar y restar son algunas de las primeras nociones que los niños adquieren a su llegada al colegio. A estos contenidos, herramientas clave para su desarrollo, les seguirán otros, como el dominio del lenguaje, las matemáticas o el conocimiento del inglés. ¿Qué aprenden los niños en cada etapa educativa? En primer lugar, es importante que sepas que no existe una norma que establezca las edades fijas a las que un menor debe adquirir ciertos conocimientos, sino que todo forma parte de un proceso social en el que el niño irá asimilando y dominando ciertos aspectos de su vida. ABC ha hablado con Gerardo Aguado, pedagogo y profesor de Educación de la Universidad de Navarra, que nos ha ayudado a conocer cómo es el proceso de aprendizaje de un niño desde su infancia más temprana.
("Qué aprenderá tu hijo en cada etapa educativa". Inma Zamora. Diario ABC. 05-09-2012).

¿Son muy diferentes los alumnos hoy en día? ¿Son mejores o son peores? Uno de los argumentos más usados para explicar el fracaso escolar es que en la actualidad los estudiantes se esfuerzan menos o tienen menos interés. ¿Es esto verdad? 
¿Han cambiado los alumnos? Vídeo de CeDeC MECD en Youtube. Licencia Creative Commons by
Rosa Ramos, profesora de inglés en el IES "Díez-Canedo" nos da su opinión. Creo que los alumnos no han cambiado demasiado. Actualmente hay alumnos malos pero también alumnos buenos interesados en aprender.

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